20 ene 2010

La crisis del Marketing y el Marketing de la crisis

En el mundo de la empresa se suele decir que toda actividad que no produce o no vende carece de valor y muchas personas no le atribuyen al Marketing ninguna de estas dos capacidades. Por ello, como dije en un post anterior, muchas empresas no presentan un departamento de marketing dentro de su organigrama.
En épocas de crisis, como la que nos toca vivir actualmente, es impensable concebir la idea de crear un departamento de marketing ("Para qué? Otro gasto más?") y si disponemos de uno reducimos su presupuesto a la mínima expresión ("Ahora hay que aguantar las ventas y reducir los costes para sobrevivir. Definitivamente, el marketing es un gasto, no una inversión")

Bajo mi punto de vista, esta actitud tan generalizada es perjudicial para la empresa porque eliminando o reduciendo las actividades de marketing estamos limitando las enormes alternativas que nos ofrece esta disciplina para conseguir que nuestra empresa salga victoriosa de la crisis e incluso fortalecida. Precisamente es ahora cuando el marketing demuestra su máxima valía seleccionando los nichos de mercados más adecuados y acercándonos al cliente o proveedor para infundir confianza, demostrar nuestra robustez y generar expectativas.

En este momento, es más fácil que nunca ya que tenemos a nuestro favor el hecho de conocer, con cierto grado de acierto, la estrategia de la competencia así como la motivación del mercado y clientes: Ajuste de costes e inversiones seguras en aquello que se considera estrictamente necesario para el funcionamiento del negocio. Pocas veces nos podemos encontrar con unas variables de juego tan definidas. Nuestro departamento de marketing resulta fundamental para diferenciarnos, aprovechar las debilidades de la competencia y cubrir las necesidades de los clientes para, por qué no, crecer como empresa y ganar porcentaje de mercado. Además, si durante las etapas de "bonanza" hemos desarrollado una estrategia de branding por la que el cliente identifica nuestra marca con nuestros valores corporativos, si hemos tratado bien al cliente manteniendo estrechas relaciones (CRM) y si lo hemos fidelizado haciéndolo partícipe de nuestros proyectos y éxitos, que son los suyos, entonces la batalla está ganada.

Qué pena que incluso en momentos de prosperidad económica nuestra visión sea tan cortoplacista que nos conduce a pensar que el marketing no sirve para nada.

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