29 nov 2009

Historias de la empresa I: La arrogancia del pez grande

¿Existe alguna organización que consiga el control de sus operaciones y al mismo tiempo se muestre flexible ante el mercado? De mi experiencia puedo concluir que las empresas de gran tamaño necesitan implantar ERPs y procesos de trabajo que aseguren el control de todas las actividades que desarrollan. Hasta aquí estoy totalmente de acuerdo ya que ese control nos garantiza, en gran medida, una planificación, organización y evaluación del trabajo para un buen desempeño de los proyectos.
El problema radica en que, con demasiada frecuencia, la cultura de la empresa se deja contagiar por ese control férreo de un sistema informático que, en muchos casos, está erróneamente adaptado al tamaño y objetivos de la compañía y, segundo, por unos procesos que suelen ser inmóviles o equivocados y que, por tanto, deberían someterse a la revisión o mejora continua. Los trabajadores se ven obligados a convertir estos parámetros en objetivos por lo que es muy habitual escuchar reacciones de este tipo: “esta tarea no me corresponde a mí, la paso al departamento responsable”, “no puedo hacer más porque el proceso no me lo permite”, “lo que me pides va contra mis objetivos de evaluación”… Conclusión: La empresa se vuelve más burocrática, más rígida, más arrogante. Recomiendo prestar mucha atención a estas señales de alarma ya que el supuesto valor añadido que generan esos procesos no es percibido como tal por el mercado y los clientes. Más bien al contrario, la empresa pierde empatía con sus clientes dejando de darles el servicio que demandan. Y ése sí es un objetivo importante.

No hay comentarios:

No te lo pierdas