El mundo se está igualando... por su nivel más bajo

A día de hoy muchas personas están valorando el secundar la huelga o no. Conozco algunos de ellos que son partidarios de la huelga, no porque tengan un trabajo precario o estén disgusto en su empresa, simplemente están a favor de la huelga porque hay que reaccionar (no me digáis que para eso es mejor esperar a las elecciones) para evitar que la economía y el mercado laboral continúen por un camino peligroso que parece definido e imposible de modificar.
Sufrimos una crisis económica galopante por dar rienda suelta a la peor cara del capitalismo y, en lugar de aprender de los errores, enfrentarse a ellos y modificar las reglas del juego, todo el mundo agacha la cabeza empezando por los presidentes de gobierno, véase Zapatero (cito su frase literalmente: "quisimos cambiar el sistema y el sistema nos ha cambiado a nosotros") hasta el parado con menos posibilidades para encontrar un empleo.
Una cosa "buena" está haciendo el capitalismo y es "igualar" el nivel de riqueza en el mundo. Cierto, nos estamos igualando, pero por abajo. En lugar de trasladar nuestra calidad de vida a China, por ejemplo, estamos reduciendo nuestro bienestar para que ellos sigan siendo pobres, aunque menos. Nuestro caso es preocupante porque Europa está en decadencia como un producto en sus fases de declive y no hay indicios que arrojen nuevas alternativas para relanzar la posición europea.
Lo que falla de esta "bondad" del capitalismo es que, extrañamente, durante estos años de crisis el porcentaje de millonarios y su patrimonio han incrementado. Ya sé que la teoría económica manifiesta que los recursos son escasos. De hecho yo siempre he insistido que para que en Europa vivamos así de bien en África tienen que morirse de hambre. Lo que me saca de quicio es pensar que este sistema es una creación del hombre, es decir, que nosotros somos los únicos que podemos y debemos cambiarlo. Y tenemos que ser muchos los que nos enfrentemos para que nuestra opinión cuente más que la de unos pocos que son los que, por poseer el poder del mundo en base a riqueza, nos están conduciendo en la dirección que les interesa.